¿Recordáis ese trabajo de lengua y literatura que os comentaba en la entrada "Sobre mí"?
Llevo toda la mañana dedicada a la búsqueda de antiguos relatos y el esfuerzo ha merecido la pena.
Aquí os dejo ese pedazo de mi yo de 14 años.
Espero que os guste.
"Desde el momento que dijiste
que te marchabas, intenté aceptar tu adiós y me prometí poco a poco dejarte en
el olvido, pero no sé, no tengo valor. Cada vez me aferro más a como creía que
eras antes del último invierno, pues ese es, mi único recuerdo.
Veo tus dorados cabellos, siempre despreocupados, juguetones
como los primeros rayos del amanecer. Tus hermosos y profundos ojos, donde
creía ver reflejado nuestro propio cielo, juguetones, insinuantes, dueños de
muchos sueños. Tu figura, el roble donde me resguardaba del temporal, me
refugiaba en mi huida… donde me dormía sin pensar, arrullada por tus brazos de
piedra transparente, por el acompasado latir de tu corazón y por tu voz
misteriosa, teñida de cariño y preocupación.
Llenabas todo con tus cautivadoras palabras, que hacían
desaparecer el dolor, como si fueran los blancos pañuelos del adiós que viajan
por el azul del cielo. Creabas una enredadera, cuyas hojas recogían tu voz
grave y serena. Conseguías que la luna riera, el viento danzara y la mar embraveciera.
Pero tu bello recuerdo de luz, de estanque en calma, se va
convirtiendo en humo, en vapor de agua. Y es que ese último día, tus ojos, que
creí trozos de dolor y abiertos al abismo, tan solo eran el reflejo de los
míos. Tu voz, espejismo de mis sueños, creaba ilusiones para que poblaran la
soledad que tú no ocupabas. Ahora lo veo, te resultaba tan fácil, solo decías
lo que yo necesitaba.
Te forjé como alguien invencible, una flecha para mi arco, una
piedra para mi onda, una flor para mi jardín y marqué mi camino en tu arco de
esperanza. Únicamente confié en ti. Pero eres alguien tan diferente, no lo
puedo remediar, siento angustia por saber, quién eres en realidad."
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